¿Se imagina caminar por la calle y tropezar a cada momento con personas, postes o baches que no puede ver? ¿O llegar a un paradero y ser incapaz de distinguir el número del recorrido del bus que necesita?
Iván Martinic
Revistas de la Iglesia Chile
LDS.CL - Eso es lo que sienten miles de chilenos, en especial los adultos mayores de escasos recursos, que padecen las llamadas enfermedades de baja visión. Se trata de personas que han sufrido una patología ocular y que, pese a haberse sometido a un tratamiento oftalmológico, quedan con una visión limitada, que les impide realizar tareas cotidianas en apariencia tan sencillas como leer, ver televisión, caminar por las calles o usar el transporte público.
Hasta ahora en Chile sólo existía un centro especializado en la atención de estos pacientes, en Concepción, pero gracias a un aporte de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ya existe otro, en Santiago.
Se trata del Centro de Baja Visión del Hospital del Salvador, cuyo equipamiento fue donado en una ceremonia a la que asistieron directivos del centro asistencial, médicos tratantes, pacientes y representantes de la Iglesia.
El aporte incluye equipos para evaluación y rehabilitación de personas con baja visión e instrumental para tratarlos, como filtros, lupas y telescopios.
Tal como la conocemos hoy, la especialidad de la oftalmología nació en Chile en 1920, en las centenarias instalaciones del Hospital del Salvador. Por esta razón, dice el doctor Raimundo Charlin, Jefe del Servicio de Oftalmología, es muy significativo que se instale allí un Centro de Baja Visión.
El doctor Francisco Peragallo, Director del Hospital del Salvador, resaltó que las posibilidades de tratamiento que ofrece el centro son indispensables para mejorar la calidad de vida de los pacientes, permitiéndoles leer, trabajar en un computador y desplazarse con seguridad por la vía pública.
Explicó que los más beneficiados serán los adultos mayores de menores recursos, ya que el hospital atiende principalmente a los afiliados de Fonasa de niveles socioeconómicos bajos.
El Élder Juan Carlos Barros, Setenta de Área, explicó que para la Iglesia es una alegría sumarse al proyecto del Hospital del Salvador, porque ambas instituciones apuntan en la misma dirección: ayudar a los más desposeídos. "Agradecemos a los gestores de esta iniciativa. Para la Iglesia es un honor y un gran privilegio participar como socia de esta gran ayuda", añadió.
El Presidente de la Estaca Las Condes, Luis Zapata, también presente en la ceremonia, resaltó que este tipo de aportes son, al mismo tiempo, un apoyo para la obra misional de la Iglesia. "Así, con obras, podemos llegar al corazón de la gente", concluyó.
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