Devocional Navideño: Empleados de la Iglesia del Área México, 2008
Lynn A. Mickelsen
Presidente del Área México
El nacimiento del Hijo de Dios es el evento más importante en la historia del mundo. Toda la creación ha dependido y sigue dependiendo de Él. Él llegó a ser nuestro Dios creador, en un sentido Él fue nuestro Padre aún antes de que efectuara su Expiación infinita para ser el Padre de nuestra Salvación. Con el conocimiento del Evangelio de Jesucristo, algunas veces nos referimos a Él como nuestro Hermano mayor. En verdad es nuestro Hermano, pero es mucho, mucho más que eso. Él es el Dios Poderoso, el Padre Eterno, y el Príncipe de Paz. Yo francamente me siento incómodo de referirme a Él como mi Hermano mayor debido a lo que Él ha hecho por nosotros. Él es mi Salvador, es mi Dios, es el Padre de mi salvación y nunca quiero decir nada que le reste ese mérito.
La Navidad es un tiempo para recordarlo. Es una temporada de festividad, es una temporada feliz, es un tiempo para servir y dar a otros, emulando el regalo más grande de todos, el regalo de la salvación.
Cuando nosotros vivíamos en Colombia, durante las vacaciones de Navidad de nuestros hijos en la escuela, aprovechamos para hacer un pequeño viaje rumbo a una Conferencia de distrito. Parece ser que de alguna manera nuestras vacaciones familiares y actividades que hemos disfrutado más han tenido que ver con nuestras responsabilidades en la Iglesia. Fuimos a San Agustín, un lugar de ruinas e historia. Encontramos a un hombre que nos guiaría por las ruinas. De camino al parque nacional, pasamos a su casa. En esa parte del mundo ponen unos nacimientos increíbles, apenas estando allí se puede creer. Éste ocupaba la mayor parte de la sala, cubriendo varios metros de espacio. No era algo que se pudiera colocar en unos cuantos minutos o aun horas; era un trabajo de varios días. La tradición familiar de poner el nacimiento establecía en las mentes y corazones de la familia la historia del nacimiento del Señor.
Nos maravillamos de la cantidad de figuras de animales, de personas, edificios, la estrella, los pastores, y los reyes magos. No faltaba nada y muchas cosas más fueron agregadas. Al contemplar lo que vimos en ese hogar, he pensado en todas las cosas que hemos agregado a ese evento maravilloso del nacimiento del Hijo de Dios. Quizá sea mejor agregar que quitar; sin embargo, nos podemos meter en problemas de cualquier manera. El Señor aclaró que cualquier cosa que fuera más o menos que la verdad, no es de Él sino del diablo.
Doce años antes de la primera Navidad en las Américas, la Iglesia se había esparcido por toda la tierra. La mayoría de los habitantes de la tierra, tanto Lamanitas como Nefitas pertenecían a la Iglesia y había paz sobre la misma. Nefi y Lehi estaban en comunicación constante con los cielos; le enseñaron al pueblo la doctrina y no había contenciones sobre la tierra. Pero el pueblo fue presto en cometer iniquidades y alejarse de la verdad. La banda de Gadiantón floreció y Nefi y Lehi les advirtieron en cuanto a sus iniquidades con la metáfora sensacional del polvo de la tierra ¡Oh cuán grande es la insignificancia de los hijos de los hombres; sí, son menos aún que el polvo de la tierra! Porque he aquí el polvo de la tierra se mueve acá y allá, partiéndose por la mitad según el mandato de nuestro gran y eterno Dios (Helamán 12:7-8).
¿Qué es lo que debemos recordar de ese día crucial en la historia del mundo?
1. Creer en y aceptar al Salvador
a. Así como la afluencia (abundancia), y una vida cómoda alejó a los Nefitas de su creencia en el Salvador, nuestra preocupación por las cosas del mundo y la contención que viene por el orgullo, nos pueden llevar por el mismo camino.
b. Aceptar a Cristo implica que creemos que Él es capaz de perdonar nuestros pecados y seguir su ejemplo.
2. Arrepentirnos de nuestros pecados
a. Éste siempre ha sido el mandato desde el principio. Del Libro de Adán: Y también le fue dicho a él: Si te vuelves a mí y escuchas mi voz y me obedeces, crees, y te arrepientes de todas tus transgresiones y te bautizas, aun en el agua en el nombre de mi Hijo Unigénito, quien lleno es de gracia y de verdad, el cual es Jesucristo, el único nombre que se dará bajo el cielo, por medio del cual vendrá la salvación a los hijos de los hombres, recibiréis el don del Espíritu Santo, pidiendo todas las cosas en su nombre, y cualquier cosa que pidáis, les será dado.
b. Debemos seguir el consejo que Él dio a Pedro, Una vez vuelto (arrepentido), fortalece a tus hermanos.
3. Vean las señales de Su Venida y hagan caso de las advertencias. Profecías bíblicas y modernas dan muchas evidencias de la Segunda Venida. Estas incluyen:
a. La plenitud del evangelio restaurado y predicado por todo el mundo como testimonio a todas las naciones. Falsos Cristos y falsos profetas, engañando a muchos.
b. Guerras y rumores de guerras, con naciones levantándose contra naciones.
c. Terremotos en diferentes partes.
d. Hambruna y pestilencia.
e. Un azote desbordante, una enfermedad desoladora que cubrirá la tierra.
f. Abundancia de iniquidad.
g. Toda la tierra en conmoción.
h. Los corazones de los hombres desfallecerán.
4. Dejen de quejarse acerca de los pecados del mundo y concéntrense en sus propios problemas.
a. Recientemente recibí una epístola de un miembro de la Iglesia quejándose de sus líderes. Eran tantas las cosas que estaban mal en el barrio y en la estaca que era un milagro que no hubieran sido destruidos como Sodoma y Gomorra. La carta me recordó a un hombre que vivía en nuestro barrio cuando yo era obispo. Yo lo saludaba con un ¿Cómo estás Jorge? El siempre me respondía: peor.
b. Los ojos y la cara de alguien que tiene una actitud positiva, reflejan al mundo una felicidad profunda. En cambio los ojos y la cara de una persona quejumbrosa reflejan a sus semejantes una tristeza incesante.
5. Dar testimonio de las cosas que sabemos
a. Hay tantas cosas que tenemos que compartir con el mundo que deben marcar nuestra conversación continuamente.
b. No debemos buscar experiencias espectaculares para testificar. Existen tantas cosas que sabemos que se nos olvidan aquellos principios fundamentales y buscamos detalles que pueden ser inconsistentes con las verdades básicas que conocemos.
6. Prepararnos a nosotros mismos con un corazón quebrantado y un espíritu contrito
a. En una entrevista reciente hice una pregunta muy directa; la persona fue evasiva. Solamente por medio de estarlo sondeando pudimos, finalmente, descubrir la profundidad de sus pecados. Hablamos acerca del significado de un corazón quebrantado el cual es un corazón en donde nada está oculto. El comprendió y su expresión de alivio fue del regocijo que sólo la Éxpiación puede traernos.
b. Un espíritu contrito se manifiesta por un deseo insaciable de aprender la verdad. No se endurece cuando escuchamos algo nuevo, sino examina por el espíritu todo conocimiento que nos llega.
7. Llegar a ser como niños pequeños
a. Quizá sea ésta una de las condiciones más difíciles de adquirir al hacernos adultos. Que nuestra confianza en otros no se vea afectada requiere de un cambio de corazón. Nuestros corazones se endurecen cuando estamos en contacto con los que no son dignos de confianza. Que tragedia es juzgar al mundo por nuestras experiencias con las excepciones.
b. Estaba en Guatemala con el Elder Marvin J. Ashton en una reunión de líderes de la Iglesia cuando nos preguntó: ¿Si Cristo viniera a Guatemala hoy, dónde aparecería? Yo creo que todos estábamos pensando que vendría a nosotros porque estábamos al lado del Templo en una reunión con dos Apóstoles y todos los líderes importantes del Área. Nos dijo: Yo sé lo que están pensando y están equivocados, Él vendría a los niños para estar con ellos y bendecirlos.
8. Entregarnos al Señor en oración
a. La oración es la manera en que se inician las cosas, es la forma en que prendemos el motor espiritual en nuestras vidas y de cada día. Se establece la conexión y el día es radiante cuando oramos en la mañana.
b. Si no estamos en constante oración con el Padre ¿Cómo podría comunicarse con nosotros si le necesitáremos?
¡Feliz Navidad y un inspirado Año Nuevo!
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viernes, 12 de diciembre de 2008
Mensaje de Navidad Presidencia de Área México
Publicado por Yamil Inosotroza en 6:53
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